Tariq: “Hay un momento en el que no puedes dar vuelta atrás. Tienes que seguir hacia adelante, pase lo que pase”

Nos sirve la cerveza con una sonrisa, como siempre. Ante todo, Tariq es un tío simpático. Es una persona que, aunque esté el bar repleto de gente pidiéndole atención, él atiende a todo el mundo y lo hace con una sonrisa. Ahora no hay nadie más que nosotros, así que acepta charlar con nosotros cinco minutos y contarnos su historia.

1. ¿Por qué decidiste venir desde Islamabad a Barcelona?

Quería vivir mejor, como todo el mundo que deja su pueblo. No me gusta vivir lejos de mi familia, pero no tuve alternativa. Tenía un amigo que vivía en Córdoba y me dijo que en España se podía vivir muy bien si trabajabas duro. Miré mis ahorros y dije: “voy a ganarme la vida en España”

2.      ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Este verano hará un año.

3.      Cuéntanos tu viaje.

Salí de mi casa con mi primo. Yo conducía el coche por las calles de Islamabad y él de copiloto. ¿Tú sabes que allí conduce gente sin carnet? ¡Es una locura! Cogen el coche y ¡pum! Una locura

4.  El viaje, Tariq.

Eso. Pues bien, mi primo me acompañó  hasta la frontera con Afganistán. Allí nos despedimos y él volvió a casa en coche. Yo empecé a caminar hasta encontrar trabajo. Aprendí a hacer cualquier cosa y con lo poco que ganaba, me pagaba la comida, pagaba alojamiento y ahorraba para pagar un taxi.

5.      …

En varios taxis viajé desde Afganistán hasta Ucrania. Pasé mucho miedo, porqué yo no tenía papeles y en Rusia no se andan con tonterías. En cuanto me bajé del último taxi, caminé unos días por unas montañas y me colé en Rusia. Desde allí, conseguí llegar a Ucrania y una vez allí encontré trabajo, ahorré y compré un billete de autobús hasta Italia.

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6.      ¿No tenía ganas de dar media vuelta y volver a casa?

[Sonríe]. Amigo, hay un momento en el que no puedes dar vuelta atrás. Tienes que seguir hacia adelante, pase lo que pase. Yo estaba ya muy lejos de casa y había tenido mucha suerte de que no me pasara nada malo. Tenía que llegar a España. Además, estaba en Italia. Para mí, muy cerca ya.

7.      En Italia consiguiste hablar con tu hermano.

Sí. Me dijo que mi hermana pequeña se había casado. Me dio mucha pena no haber estado allí. Desde entonces, cada vez que puedo, les envío parte de mi salario. ¡Ya tengo sobrinos! Pero, me dijo que no me rindiera y que continuara. Le hice caso y aquí estoy.

8.      Consiguió trabajo en un barco que hacía la ruta Génova-Barcelona.

Y cuando llegué al puerto me despedí de mis amigos y respiré hondo. Ya había llegado.

9.      Pero, aquí las cosas no son tan fáciles como te dijeron.

No. Pero, son mejores que en mi país. Aquí tengo trabajo, un piso donde vivir y una chica a la que quiero mucho. ¿Qué más puedo pedir?

En ese momento llegan un par de clientes y Tariq vuelve a la barra. Les sonríe, como hace con todos. Ellos posiblemente no aprecian la amabilidad de Tariq, pero, después de todo lo que ha vivido, a él le da igual. Va a sonreír igualmente.

Balbino: «Moriré con 130 años y estoy en pleno ecuador de mi vida»

Balbino (http://trascendentebfy.wordpress.com/) nació hace 66 años en un pequeño pueblo del norte de España. Ahora, jubilado, está matriculado en el grado de Relacions laborals que imparte la Universitat de Barcelona. Dice que no ofrece ninguna característica más que el hecho de ser un jubilado en la universidad y que “si a alguien se le pasa por la imaginación tomarme como referencia, no lo haga. Yo solo soy mayor, no soy ejemplo y las vidas son singulares”.

¿Cómo es tener 66 años y ser estudiante universitario? ¿Qué siente cuando está rodeado de gente joven que se somete a las mismas pruebas que usted?

La edad es mi componente más importante. Tener 66 años y poder estudiar en la universidad es un privilegio y una realidad, diría, tangible. Me siento como empezando el camino desde el principio, otra vez, porqué el recorrido ordinario ya está concluido. Igual que repasar un tema que ya te sabes y te interesa. Lo disfrutas.

Normalmente las personas marcamos nuestro territorio y pongo especial cuidado en respetarlo, aplicando lo que me enseñan mis hijos. Algunos resultáis más próximos que otros y me siento genial. Diría que mi punto flaco se encuentra en este ámbito, las relaciones con los compañeros. Es inevitable. Es más, creo que no debe ser de otra manera. Por eso me fastidia que los profesores tengan la obsesión de los trabajos en equipo, sin contemplaciones, porqué me pone en la necesidad de tener que buscar alojamiento y me produce la sensación de violar vuestro espacio. Desde aquí voy a reivindicar que los profes se enteren de que los 66 y los 24 años son elementos diversos dentro de la composición de su aula.

¿Qué le hizo querer empezar una carrera universitaria?

Siempre son las circunstancias, los ingredientes de la ensalada y de qué manera concurren en determinados momentos. En mi caso he llegado a la conclusión de que tengo por delante una etapa amplia: moriré con 130 años y estoy en pleno ecuador de mi vida. Por ello, quiero actualizar mi composición intelectual para que sea una etapa más útil. Pero, yo preguntaría, ¿por qué Relaciones laborales?

Conteste usted mismo.

Mi idea inicial fue Ciencias empresariales, pues ya tenía algunas asignaturas aprobadas de años atrás. Pero, la vi muy árida. También pensé en Ingeniería agrónoma, algo para mi vocacional, pero me arrugué. Me decidí por Relaciones laborales porqué es más apañado, multidisciplinar. La encontré muy útil. En todo caso, creo que la Universitat de Barcelona debería cuidar más de esta marca, la veo muy desatendida. Con un poco de cariño, cosecharía higos…

Este año acaba la carrera. Ahora, ¿qué?

En mi blog estoy removiendo el tema de la anarquía. Dos principios forman la clave en el enfoque de mi próxima etapa: libertad y utilidad. Pienso envejecer adecuadamente, en su momento, y me lo prepararé con tiempo. Un buen examen, ese. Respondiendo a la pregunta, he empezado a preparar un posgrado.

¿Qué piensa sobre la situación universitaria actual? Subida de tasas, por ejemplo. ¿Cómo le afecta?

Mi mentalidad es bastante liberal y que creo que, cuando interviene, es como el caballo de Atila. Por ejemplo, el sistema de becas me parece una tomadura de pelo. Creo que los estudiantes deberíamos pagar nuestros estudios a coste real, así sabríamos lo que realmente cuesta y, en cambio, pagar menos impuestos. Las universidades tendrían los alumnos que se merecen, los profesores cobrarían según su aportación y, por ende, los alumnos recibirían las acciones formativas que buscan. Lo fundamental es que quién beba la Coca-Cola, la pague. Sólo así la valorará realmente.

Por último, ¿siente que su vida ha cambiado algo desde que va a clase?

He desarrollado un trabajo intelectual importante, que ha pasado a ser la parte central de mi actividad diaria y, entiendo, muy higiénica para mis neuronas. Eso sí, no valoro el posible aprendizaje, porqué, en general, el sistema educativo está montado sobre un esquema simple de memorización. No me gusta. Haces lo necesario para quitarte la asignatura de encima. Matizo: en general. Ha habido asignaturas y profesores, diría, interesantes. En cambio, hay asignaturas que no se justifican. Una pena, porqué igualmente tienes que dedicarle tu tiempo. A todo eso, suma caminar unos 12 km al día durante los últimos cuatro años.

“Hay que sacar lo mejor de cada uno. Nunca sabes de quién puedes aprender.”

José Luis TERRATS PLANELL. Doctor en Derecho y profesor asociado de la Universitat de Barcelona. Asesor de Relaciones laborales y sindicales de la Dirección General de la Función Pública, del Departamento de Governación y A.P. de la Generalitat de Catalunya.

  1. ¿Cómo pasó de alumno a profesor?

En un primer momento, no tenía pensado dedicarme a la enseñanza. Pero, un día, uno de mis jefes, que también era profesor, nos pidió a unos cuantos compañeros que vigiláramos uno de sus exámenes. Al acabar, nos invitó a comer y, casualidades de la vida, a mí me tocó sentarme enfrente. Le comenté que había sido una grata experiencia eso de volver a la universidad y unos meses después recibí una llamada suya. Me ofreció sustituirle y acepté. Me gustaba dar clases y me preparé para ello. ¡Ya llevo 31 años enseñando!

  1. ¿Qué le motivó a ser profesor?

La generosidad. Todo profesor, en el fondo, tiene un punto de altruista. Además, es también una vía de escape para la vida de ahí a fuera. Cuando entras en la universidad y te relacionas con gente joven es como un respiro. Si no sientes eso y vas a dar clase pensando que va a ser un tostón, mejor no seas profesor.

  1. ¿Nos podría comparar la universidad de entonces con la de ahora?

Ésto [señala un ordenador] lo ha cambiado todo. Ahora, si citamos en clase alguna sentencia, al momento podéis tenerla sin ninguna dificultad. Antes tenías que ir buscando y buscando, fotocopiando…En ese sentido, ha sido un avance magnífico. Y, también, los alumnos.

  1. ¿A qué se refiere?

Hasta la década de los ochenta, la universidad era clasista. Ahora, no. Ahora cualquiera que tenga ganas de estudiar, puede hacerlo. Y, no sólo eso, ¡ahora puedes viajar! Esa es la envidia de vuestra generación, que si quieres estudiar en la universidad de Uppsala, de Lyon o de Bolonia tienes oportunidad de hacerlo.

  1. ¿Qué le parece el plan Bolonia?

Ha sido un avance. Antes te lo jugabas todo a una carta, ahora el sistema de evaluación continuada nos permite hacer prácticas, ver una película o analizar jurisprudencia. Es mucho más cómodo que estudiar para un único examen.

  1. ¿Cree que ha funcionado, teniendo en cuenta que la pretensión era equiparar a los alumnos europeos, estudiaran en la universidad que estudiaran?

En la vida hay algo muy importante: el prestigio. Hay universidades que, por algún motivo, tienen más prestigio que otras. Si yo os nombro Harvad, Oxford o Cambridge, ¿verdad que tenéis una buena opinión de ellas? Pero, ¿quién os dice que un estudiante de cualquiera de esas tres está mejor preparado que uno de la Universidad de Barcelona? No olvidéis que hay que sacar lo mejor de cada persona. Nunca sabes de quién puedes aprender.

  1. ¿Qué haría usted, si estuviera en nuestra situación?

Me especializaría en algo y viajaría a otros países. La clave está en saber interrelacionar. Nunca sabes cuál va a ser tu oportunidad, así que tienes que estar muy preparado.

  1. Para finalizar, ¿algún consejo?

En la vida hay que hacer lo que a uno le apetece. 

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¿Quién puede ser?

¿Nos quejamos de la educación en España? ¿Nos quejamos de profesorado sin vocación para la enseñanza? En un tiempo en que la educación no pasa por su mejor momento y la figura del profesor se encuentra en un evidente declive, entrevistaremos a un docente que se desmarca de la tónica actual.

Si creéis saber de quien se trata comentar el post y la primera persona que lo acierte será entrevistada en este blog!

Pero si no lo sabéis… En breves publicaremos la entrevista 😉

Pista: Es profesor de la UB.

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